Actualmente, hacerse un tatuaje está de moda, pero estudios recientes revelan que más del 50% de las personas se arrepienten y desean eliminarlo de su cuerpo.
El láser, es uno de los sistemas más eficaces para eliminar un tatuaje indeseado sin dejar marcas o cicatrices. Pero no todos los tatuajes son aptos con esta técnica. Además de tener en cuenta la profundidad del tatuaje, hay que valorar que los realizados con colores oscuros como el negro o azul son más fáciles de eliminar que los realizados con colores claros. Y los que se han realizado con pigmentos rojo y verde necesitan de varias sesiones de láser para poder borrarlos completamente.
El funcionamiento de este tratamiento consiste en incidir directamente con el láser sobre los pigmentos de la piel para descomponer la tinta en pequeños fragmentos que se disuelven con el tiempo. Dependiendo de la extensión, el color y la profundidad del tatuaje, necesitaremos entre 6 y 10 sesiones, con un intervalo de 7 días entre sesión y sesión.
También hay que tener e cuenta que en ocasiones pueden quedar restos del tatuaje o alguna cicatriz pequeña.
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